El trabajo colaborativo, el cuestionamiento del entorno, la comunicación entre pares, el pensamiento crítico, la metacognición a través de la constante autoevaluación y la creatividad, son habilidades claves que se potencian por medio de las metodologías activas como el Aprendizaje Basado en Proyectos y el Aprendizaje y Servicios. En este artículo, te contamos su origen y cómo dos establecimientos las están implementando.
Las metodologías activas son enfoques pedagógicos donde las y los estudiantes son protagonistas de sus aprendizajes y sus docentes son guías en un proceso que fomenta la autonomía y el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales, para lograr aprendizajes significativos. ¿Sabías que estas metodologías se fundamentan en enfoques que establecen la dirección tanto del que enseña como del que aprende?
La Doctora Marcela Romero, académica del Departamento de Formación Pedagógica y secretaria Académica de la Facultad de Filosofía y Educación de la UMCE, explica que entre los enfoques basales se encuentran el Constructivismo, que apunta a construir el conocimiento desde experiencias previas y la interacción con el entorno; el Socioconstructivismo, que desarrolla el aprendizaje colaborativo y la interacción social, el Aprendizaje Basado en la Experiencia, que genera conocimiento a través de la práctica y la reflexión sobre la experiencia vivida; y el Conectivismo, que forja el conocimiento desde la interacción con redes de información, comunidades digitales y la colaboración entre estudiantes y expertos.
También, se encuentra el Enfoque por Competencias, que invita a vivir el aprendizaje desde contextos reales, significativos y prácticos; el Aprendizaje Basado en Problemas, donde se produce conocimiento con la resolución de problemas reales y el Aprendizaje Cooperativo, que elabora propuestas de trabajo en equipo y construcción conjunta del conocimiento.
De acuerdo con la académica, tienen sus raíces en diversas corrientes pedagógicas y movimientos educativos. “Uno es la Escuela Nueva, que se inicia a fines del siglo XIX promoviendo un aprendizaje centrado en el estudiantado, mediante la experimentación y la participación activa. John Dewey, María Montessori, Celestine Freinet, Roger Cousinet, Paulo Freire, son algunos de sus impulsores”, señala.
Silvana de la Hoz, académica de la carrera de Pedagogía Educación General Básica en la Universidad Diego Portales, indica que uno de los sustentos de las metodologías activas es el aprender junto a otros, en interacción social, abriendo el diálogo en el aula. Respecto del Aprendizaje Basado en Problemas, puntualiza que el propósito es aprender desde la experiencia, en contextos significativos que tengan sentido con la realidad de las y los estudiantes.
“El Aprendizaje Basado en Problemas promueve el trabajo colaborativo, en interacción con otros. Esta metodología no es nueva, pero se ha incorporado de manera gradual, pues implica que docentes tengan un rol mediador”, revela.
Por su parte, la académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago, Carolina Jorquera, relaciona estas metodologías a distintas maneras de hacer clases, que implican tanto actividad motora, como cognitiva.
Un ejemplo, son los proyectos de Aprendizaje y Servicio, donde hay un actor fuera de la escuela, elemento muy interesante relacionado con la construcción y reconstrucción de significados con gente que no necesariamente tiene los mismos estudios o conocimientos, esto implica una apertura a lo que se trabaja dentro de las aulas.
"Hoy existe un currículum que no se trabaja bajo la lógica racionalista académica donde el centro era el contenido o la materia, se está transitando hacia una educación donde el centro son las habilidades cognitivas, más que enseñar a pensar en algo, enseñamos cómo pensar”, concluye.
Escuelas que incentivan el protagonismo de sus estudiantes
Desde el 2021, el Liceo Ciudad de Brasilia implementa el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Este año, Fernando Sepúlveda, Educador Diferencial, junto a integrantes del equipo de Innovación, concretaron la “Muestra Pública”, instancia donde se exponen los proyectos a la comunidad. En esa ocasión, hubo proyectos como spots publicitarios sobre el uso de las redes sociales, charlas estilo TED sobre el ciberacoso, salas inmersivas y un proyecto de remodelación y embellecimiento de los baños.
Fernando, quien además lideró el ABP del cuarto medio, fue facilitador de la pregunta clave que dio inicio al proyecto: ¿cómo nos prepara el Liceo para la PAES?. De este modo, las y los estudiantes comenzaron derribando mitos sobre la PAES, diseñaron infografías con estrategias de estudio y cerraron con un rap que recordaba que la vida no se reduce a una prueba estandarizada. “El proyecto dejó claro que la preparación académica es inseparable del desarrollo de la autonomía y la autogestión”, relata el docente.
“Mientras docentes, estudiantes, familias y personal de apoyo continúen trabajando hombro a hombro, nuestro ABP seguirá creciendo y demostrando que la innovación educativa es, ante todo, una construcción colectiva. Hoy vemos a estudiantes que se expresan con seguridad, comparten sus ideas con convicción y nos inspiran a seguir apostando por esta forma de enseñar y aprender”.
Otra de las metodologías activas es el Aprendizaje y Servicio, que el Liceo Politécnico Pueblo Nuevo de Temuco ha materializado con el proyecto “Mecánicos en Acción”, una iniciativa que articula las especialidades de Mecánica Automotriz y Administración de Empresas mediante la metodología de Aprendizaje y Servicio. Daniela Salgado, subdirectora del establecimiento, señala cómo ha permitido potenciar aprendizajes significativos en sus estudiantes, tanto en aspectos técnicos y socioemocionales, al mismo tiempo que poner en práctica sus conocimientos a través de la instalación de un centro de servicio automotriz comunitario. Aquí realizan diagnósticos preventivos automotrices gratuitos a vehículos de vecinos del sector Pueblo Nuevo, integrando atención técnica y administrativa en un entorno real de servicio a la comunidad.
Daniela Salgado enfatiza que este proyecto ha generado un fuerte sentido de pertenencia, liderazgo positivo y compromiso social, y ha fomentado la reflexión crítica, la responsabilidad y el aprendizaje autónomo, fortaleciendo la formación integral de sus estudiantes.
“Se ha logrado conectar los contenidos curriculares con la vida real haciendo que las y los estudiantes comprendan el propósito de su formación técnica, aumentando la motivación, el sentido de responsabilidad, el trabajo en equipo y la capacidad de resolución de problemas. Al mismo tiempo, hemos generado una mayor vinculación con el entorno, fortaleciendo la identidad institucional, el compromiso comunitario y la proyección de nuevas alianzas estratégicas”.
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