Desde educación no sexista hasta protocolos en caso de acoso: el cambio cultural que demanda el movimiento estudiantil

Diversidad e inclusión en el aula

Cuando a una “educación gratuita, libre y de calidad” se suma la consigna “educación no sexista” el movimiento estudiantil no hace más que fortalecer sus lazos y ampliar la mirada de desarrollo para todos y todas quienes están dentro de los establecimientos educacionales, más aún, una oportunidad, como sociedad, para pensar la educación y las relaciones humanas.

Toma Feminista.
Fotografía de toma feminista en Universidad Católica.

Entre los resultados del SIMCE y los Indicadores de Desarrollo Personal y Social del 2017, se destaca que una de las brechas de género relacionadas con al aprendizaje de matemática va en declive, considerando que mujeres y hombres mostraban resultados similares, aunque, se advertía que las mujeres manifestaban un mayor porcentaje en la ansiedad respecto al aprendizaje, lo que para la Agencia de Calidad en la Educación implica un doble esfuerzo para las estudiantes.

Lo anterior es uno de los tantos ejemplos que grafican las diferencias que se pueden observar en el contexto educativo, donde desde los primeros años hay modos distintos respecto a la enseñanza que se entregan a mujeres y hombres. Una situación que alertó al Ministerio de Educación, creando en el 2014 la Unidad de Equidad de Género (UEG) sumando, además, el Plan para la Igualdad de Género 2015-2018, todo en el contexto de la Reforma Educacional que estaba en marcha.

La igualdad de género ha sido materia de análisis académico desde diversas instituciones porque entrega una mirada integral respecto a las relaciones humanas y las condiciones en que se desenvuelven las personas que son parte de la sociedad.

Es así como en el 2010 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile presenta su informe anual con el título “Género: Los Desafíos de la Igualdad” donde se expresa una definición de género del mismo organismo señalando “...estos atributos, oportunidades y relaciones están construidas socialmente, son aprendidas a través de procesos de socialización, y varían según el contexto social y temporal…”. Del texto anterior, se logra desprender la relevancia de construir espacios educativos más inclusivos y no sexistas en los procesos de socialización que se dan dentro de los establecimientos educacionales, uno de los principales espacios donde se forjan y refuerzan los roles de género. La construcción de espacios inclusivos y no sexistas, por tanto, son fundamentales. Ver resumen del documento del PNUD aquí.

Oportunidades de desarrollo

La educación no sexista y el feminismo, como corriente de pensamiento crítico, han sido materia de movimiento de mujeres en todo el mundo. Que hoy se tomen el protagonismo social en varios países, observando de cerca lo que ocurre en Chile, es histórico, ya que entre las demandas de una mejor educación no se había levantado una consigna particular que involucra un cambio cultural necesario para la la sana convivencia y el desarrollo integral de las personas.

Entre las demandas y temas que el movimiento estudiantil ha puesto en la mesa, se desprende:


Educación no sexista: la educación que se entrega a mujeres y hombres debe ser la misma en cuanto a calidad, contenidos y motivación al aprendizaje; no sesgada según género, considerando la diversidad de las y los estudiantes. La educación no sexista incluye una serie de demandas entre las que se encuentra la revisión del proyecto educativo país, espacio que no es ajeno a la reproducción de conductas patriarcales desde donde se diseña estrategias -pensadas por una elite- que determinan las oportunidades de desarrollo de otros, otras, entre las que están mujeres, hombres, grupos étnicos, migrantes, por ejemplo.

Ejemplos concretos de esta práctica naturalizada es el debate que se ha dado en torno a la permanencia de los liceos separados por sexo y la forma en que se ha abordado desde los mismos establecimientos con una fuerte voz de sus estudiantes. Por otro lado, un tema que se debate año a año es el uso de determinado uniforme y el perjuicio que genera el uso de falda como uniforme oficial.

La educación no sexista exige revisar la forma del contenido, la estrategia, la estructura todos los elementos que integran la manera en la que se relaciona la sociedad, especialmente aquella que se organiza en un espacio más reducido y con tanta importancia como el educativo. En atención a esto, es importante revisar cuáles son los elementos que el establecimiento considera en el currículum oculto.

Acoso sexual: la normalización de la violencia y la cultura de la violación han desencadenado en una serie de situaciones en las que se han cometido graves delitos contra mujeres, incluyendo el acoso sexual. Diversos establecimientos educacionales de educación media y universitaria, llevan años construyendo espacios en los que se visibilice el acoso sexual por el que pasan miles de mujeres dentro de las aulas, situaciones que no cuenta con un protocolo de denuncia y apoyo posterior a las víctimas.

La naturalización de la violencia es una realidad en un contexto en el que el tejido social no está fortalecido y la individualización de los intereses pone trabas en habilidades tan valoradas hoy como la colaboración, y prácticas tan abandonadas como la confianza. Más específicamente, es lo que ocurre con la naturalización del acoso hacia las mujeres, pasando desde el acoso callejero hasta el acoso sexual, situaciones de violencia que han vivido las mujeres a lo largo de toda su vida, y que desencadenan hechos que traspasan la barrera de los derechos humanos, como violaciones y muerte de mujeres en manos de desconocidos o de personas cercanas como parejas o exparejas.

Reconocimiento de personas trans: la discusión sobre identidad de género lleva tiempo en la palestra pública. Para la Oficina de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “la identidad de género hace referencia a la vivencia que una persona tiene de su propio género. Las personas transgénero tienen una identidad de género diferente del sexo que se les asignó al nacer”.

Las personas trans no son reconocidas institucionalmente con su nombre social, hecho que perjudica su relación en el espacio público y limita su condición de ser humano.

Representación de mujeres en los estamentos educacionales: las cuotas también son una oportunidad para establecer representación de un grupo de personas en determinado espacio, como podría ser la dirección de una escuela o universidad. Las cuotas de género, tal como la ley de cuotas de representación política, son posibles de considerar también en reconocidos espacios elitistas y patriarcales, como el Consejo de Rectores, por ejemplo, donde sería relevante contar con un grupo heterogéneo de personas y representativo del mundo académico. Impulsar cuotas es un aporte al cambio cultural, aquel que requieren de un proceso para la transformación y el resultado efectivo.

Visibilización del aporte de mujeres a la construcción de conocimientos: que en la sala de clases se impulse el conocimiento de las mujeres que hacen ciencia o se revise la larga lista de artistas que han cambiado el arte en el mundo, es un aporte a la manera en que una niña o un niño se relaciona con sus pares, transformando el conocimiento, el entorno y la manera de aprender.

Desafíos y oportunidades

Ante las demandas estudiantiles, el gobierno diseñó 12 medidas para promover la equidad de género, tanto en el sector público como en el privado, destacando el punto 5 en que se aborda la necesidad de contar con protocolos de prevención en caso de abusos y acoso:

5. El Ministerio de Educación elaborará un plan de asistencia técnica y acompañamiento para Universidades, Institutos Profesionales, Centros de Formación Técnica y Establecimientos de Educación Escolar, para promover y asegurar la inclusión en sus reglamentos de los más altos estándares en materia de convivencia, protocolos de prevención de abusos, acosos, discriminaciones y malos tratos y fije procedimientos eficaces de denuncia, investigación y sanción de estas conductas.

Las actuales campañas que visibilizan a las mujeres en todo ámbito del conocimiento y la expresión artística, como Mujeres chilenas en ciencias o Mujeres Bacanas, además de aquellas que lideran las discusiones relacionadas al acoso callejero, como OCAC, son una manifestación de la organización, la consciencia y la determinación a cambiar la forma en que se conoce la historia, la oportunidad de conocer otras personalidades e identificarse con ellas, la forma de relación en espacios abiertos, como la calle. En definitiva, son cambios culturales que responden a las demandas sociales de la época.

Porque cambiar la educación hoy es impulsar el fin de las brechas de género en educación, las cuales repercuten en otros ámbitos de la sociedad, como las brechas salariales, laborales, el fortalecimiento de los roles de género socialmente construidos, entre otras.

La respuesta a estas demandas no es una tarea que involucra sólo a las direcciones de establecimientos educacionales. Las reflexiones, conversaciones y acciones también repercuten en toda la sociedad, donde las personas que la integran son responsables de las relaciones humanas que construyen, de la manera en que se crea comunidad y se establecen las normas sociales que dan contexto a la vida que se forma en el entorno, uno donde hoy se espera sea más inclusivo, representativo de las formas de vida y donde hombres y mujeres tienen la oportunidad de desarrollarse en base a sus capacidades e intereses.

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