Arturo Álvarez, neurocientífico: “Hay que emocionar al estudiante”

Neurociencias y educación

El año pasado, este Doctor en Neurociencias revolucionó al mundo señalando que el cerebro adulto no podría generar nuevas neuronas. En el Congreso Futuro 2019 conversamos con él sobre este hallazgo y su relación con el aprendizaje.

Arturo Álvarez, neurocientífico
Arturo Álvarez, neurocientífico

La plasticidad cerebral es la capacidad de nuestro cerebro para cambiar y adaptarse, y con esto, aprender cosas nuevas. Existe una creencia generalizada de que los adultos podemos seguir aprendiendo gracias a que generamos nuevas neuronas durante el proceso de neurogénesis que ocurre en el hipocampo, una región situada debajo de la corteza cerebral relacionada con la memoria y las emociones.


Sin embargo, el año pasado, Arturo Álvarez, Doctor en Neurociencias de la Universidad Rockefeller en Nueva York, y profesor en el Departamento de Neurocirugía en el Instituto de Medicina Regenerativa en la Escuela de Medicina de la Universidad de California (Estados Unidos), publicó en la prestigiosa revista Nature, un revolucionario estudio donde explicaba que la neurogénesis desciende bruscamente en la niñez y pasa a ser indetectable en la vida adulta.


Si esto es así, entonces ¿cómo seguimos aprendiendo durante toda nuestra vida? El neurocientífico mexicano sugiere que la plasticidad cerebral de los adultos no necesita el nacimiento continuo de nuevas neuronas. Agrega que, quizás, este proceso continúa operando en la adultez porque los circuitos neuronales cambian conexiones sinápticas o bien, tengamos un reservorio de neuronas que maduran en forma tardía.


Para conocer más sobre su investigación, educarchile lo entrevistó durante su participación en el Congreso Futuro 2019. También, conversamos sobre su visión acerca del aprendizaje en las escuelas.


¿Qué descubrió en su investigación?
Hace cinco años empezamos un trabajo en mi laboratorio, estudiando cerebros de individuos fallecidos. Analizamos cerebros de fetos y adultos (el mayor tenía 77 años), para saber si existían neuronas jóvenes. En niños sí las hallamos, pero en el giro dentado de los adultos, que es una parte del hipocampo, no las encontramos. Sólo vimos unas pocas en la región anterior del cerebro, pero eran muy escasas. Destaco que han surgido otros dos trabajos -uno en Francia y otro en Australia-, que indican que tampoco las encuentran.


¿En la adolescencia ocurre neurogénesis en el hipocampo?
Lo más tardío en donde encontramos neurogénesis es en individuos de 13 años. Sin embargo, varios científicos concordamos en que si bien muchas regiones del sistema nervioso de un adolescente no tienen neuronas nuevas, a lo mejor existe una región en su cerebro que sigue cambiando durante esta etapa. De hecho, en nuestro laboratorio estamos muy interesados en una región del cerebro llamada amígdala –muy relacionada con la depresión, las memorias negativas y las emociones-, porque parece que un grupo de neuronas de esa zona maduran muy rápido durante la adolescencia, habiéndose mantenido inmaduras durante todo el periodo anterior infantil. Entonces, a lo mejor parte del proceso de plasticidad sucede por la maduración tardía de ciertos grupos de neuronas, pero eso es muy actual, es algo que estamos estudiando recientemente.


Lo quiero llevar a temas vinculados a la educación. ¿De qué manera la emoción puede estimular el aprendizaje en los estudiantes?
Creo que las emociones son fundamentales para el aprendizaje. Muchas veces cuando se entrega la información seca y sin ningún contexto humano, se pierde el aspecto emotivo que se está transmitiendo. Cuando un niño da sus primeros pasos, o empieza a andar en bicicleta, se emociona. Y esa sensación de emoción no es producto de una cosa abstracta, es producto de una retroalimentación que ciertos grupos de neuronas hacen a los circuitos neuronales, secretando sustancias que producen una sensación similar a la emoción que producen las drogas. Esto favorece el aprendizaje, porque las neuronas le dicen al cerebro ¡lo lograste! Le dicen al niño que ese circuito que probó funcionó, lo que se conoce como feedback positivo.


¿Cuán importante es que un docente gatille emociones positivas en sus alumnos?
Si el profesor pudiera tener en su teléfono celular un pequeño medidor del nivel de emoción que produce algo que dice, haría su forma de educar mucho más eficiente (pero eso todavía no existe). No obstante, los buenos profesores están monitoreando continuamente cuál es la reacción de los estudiantes. Por el contrario, un educador que se para a transmitir información sin ser receptivo, sin ver el efecto que esa información está teniendo en el niño, es un docente que no es efectivo. Hay que emocionar al estudiante para que se acuerde de lo que ha aprendido.


¿Desde la neurociencia, qué consejo le daría a un profesor para que aplique en su aula?
El profesor debe considerar que el niño es superior en cuanto a la capacidad plástica, y éste lo supera por creces en la capacidad de ampliar su cerebro y cambiarlo ¡El docente que ve al niño como otro cerebro más, igual al de él, está muy equivocado! Está tratando con otro cerebro que está en un estado de maduración muy distinto. Yo creo que de manera intuitiva los buenos profesores han notado esto, se preocupan de emocionar y aprovechan esa capacidad plástica del cerebro infantil para alimentar esas motivaciones que ya tiene su estudiante.

 

Aportes de la neurociencia al aprendizaje
Infografía sobre los aportes de la neurociencia al aprendizaje
Charla Magistral Arturo Álvarez
Artículo
Autor
educarchile
Fecha de publicación
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