Educar sobre la Antártica en las escuelas permite integrar el conocimiento científico con valores de sostenibilidad desde las primeras etapas formativas. Esto no solo fortalece el pensamiento crítico, sino que también puede despertar vocaciones científicas en niñas, niños y jóvenes. La educación antártica es una visión transformadora, capaz de conectar ciencia, territorio y conciencia ambiental.
El Instituto Milenio BASE, que se dedica al estudio del pasado, presente y futuro de la biodiversidad antártica y subantártica, presentó su más reciente publicación el 13 de noviembre, titulada “Educación antártica en Chile: Experiencias, aprendizajes y proyecciones”. En esta se destaca la importancia de incorporar a la Antártica en el currículum escolar como un espacio pedagógico significativo y así potenciar la ciudadanía, la paz y la colaboración, formando personas informadas, conscientes y comprometidas con la protección de uno de los ecosistemas más sensibles del planeta.
De este modo, en el libro se abordan temas clave como el cambio climático, los glaciares, la biodiversidad polar y la fragilidad del equilibrio planetario; el valor de la cooperación internacional, el derecho antártico y la toma de decisiones en conservación, comprendiendo este territorio como parte fundamental del país y del patrimonio común de la humanidad.
Este libro se organizó en tres secciones —experiencias, aprendizajes y proyecciones—, y recoge prácticas educativas desarrolladas en escuelas y jardines infantiles de distintas regiones de Chile, donde la Antártica se incorpora activamente en el aula como objeto de conocimiento y reflexión. La propuesta incluye diversas experiencias de docentes que han trabajado en las aulas de forma interdisciplinaria la temática, proporcionando a sus estudiantes conocimientos, habilidades y educación medioambiental.
Docentes antárticos
Gonzalo Concha, profesor de historia y coordinador de la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), del Colegio Almondale de Concepción, relata con orgullo la obtención del primer lugar en la XXII Feria Antártica Escolar, un concurso único en el mundo donde las y los estudiantes y docentes de enseñanza media de todo Chile tienen la oportunidad de presentar sus propuestas de investigación. El premio consiste en integrar la Expedición Antártica Escolar que se desarrolla en la base científica “Profesor Julio Escudero” del INACH en isla Rey Jorge.
En su caso, el haber obtenido el premio no solo les permitirá a sus estudiantes viajar al continente blanco, sino que además contribuirá a que su juego de cartas antártico “Exploradores” para aprender de historia, biología y arqueología, tenga mayor alcance e impacto y siga entreteniendo e inspirando a escolares de todo el país.
“Este recurso puede ser empleado a nivel curricular en primero medio de manera guiada generando un aprendizaje interdisciplinario, ya que enlaza la unidad de revolución industrial de Historia con ecosistemas de la asignatura de Biología”, indica Gonzalo. El docente añade que esta herramienta fue evaluada por el equipo educativo del establecimiento, junto con la participación de las y los estudiantes, quienes lograron descubrir que este recurso les había ayudado en el desarrollo de seis habilidades del Siglo XXI, como el pensamiento crítico, la comunicación y la colaboración, entre otras.
Puedes descargar este juego y utilizarlo en tus clases en el link:
https://www.instagram.com/exploradoresabp/
Quisiera destacar que en estas instancias se forjan buenos lazos de amistad entre estudiantes y también de cooperación entre docentes, quienes entre las distintas realidades que tienen intercambian distintos puntos de visita para seguir fortaleciendo el desarrollo de la ciencia antártica.
Desde Puerto Montt, Eddie Morales, profesor de ciencias y biología del Colegio Santo Tomás, lleva diez años participando en la Feria Antártica Escolar con sus estudiantes, logrando dos triunfos y realizado siete viajes. “Yo comencé con ideas sobre la Antártica y tenía que buscar a estudiantes interesados, pero actualmente se acercan por interés propio y llegan con propuestas de trabajo para llevarlas a cabo en conjunto y postular a la Feria Antártica Escolar u otras instancias de ferias científicas”, resalta.
El primer premio que recibió junto a sus estudiantes fue gracias a la investigación del impacto de los microplásticos en la tasa de filtración de las esponjas marinas. Posteriormente, en una segunda instancia, analizaron las posibles vías de la llegada de la gripe aviar a la Antártica. Esto permitió anticipar la llegada del virus al continente y obtener el primer lugar.
Esta experiencia se enriqueció con el estudio teórico de diversos especialistas, especialmente del doctor Lucas Kruger, con quien coincidimos en la Antártica. Para las estudiantes, este proceso significó pasar del aprendizaje teórico en libros a una experiencia científica real, fortaleciendo su interés y comprensión de la investigación en contexto.
La Doctora en Ciencias mención Microbiología e Investigadora del Instituto Milenio BASE, Julieta Orlando, señala que las experiencias pedagógicas basadas en el territorio antártico se dan a lo largo de todo el país.
La visibilización de estas prácticas evidencian el impacto en las comunidades educativas, fortaleciendo la identidad territorial, la curiosidad científica y la formación ciudadana. Asimismo, se plantea la necesidad de integrar la educación antártica al currículum escolar y a las políticas públicas como una mirada transversal y sostenible, que articule ciencia, cultura y ciudadanía, consolidando una educación vinculada al territorio, orientada al bien común y la paz.
Puedes descargar el libro completo en: https://institutobase.cl/wp-content/uploads/2025/12/2025-Version-digital_Libro_Educacion-Antartica-en-Chile_Instituto-Milenio-BASE-y-AYC-1.pdf
Desde el Liceo Darío Salas en Santiago, surgió la necesidad de enseñar a cuidar aquello que se siente propio, lo que es clave para enfrentar los desafíos del futuro. Por otra parte, en el jardín infantil Tánana de Puerto Williams, niñas y niños de tres años, construyeron su propia maqueta, para descubrir cómo se siente el hielo, cómo suena el viento y qué significa cuidar la vida en los lugares más fríos del planeta.
