Alicia Vega
Alicia Vega

Alicia Vega: "El cine, al igual que la literatura, nos entrega por un momento la posibilidad de salirnos de nosotros mismos, de ver el mundo a través de los ojos de esos personajes, de experimentar las emociones que nos faltan en la vida".

Alicia Vega

Juego, emoción y arte

Población Huamachuco de Renca, 1985. En ese lugar se inició un viaje sin destino conocido y que duró 30 años. Ahí, Alicia Vega (1931), cineasta, investigadora y pedagoga chilena, realizó la primera versión del “Taller de Cine para niños”. La experiencia, se replicaría hasta 2015, y en ella participaron alrededor de seis mil 500 niños y niñas de sectores vulnerables.

La inquietud por realizar este taller surgió de una experiencia previa: el Cineforo Escolar. Un programa de apreciación cinematográfica que implementó en colegios públicos y privados. “Ahí tomé la experiencia de lo debilitados que estaban los niños pobres en relación a los niños que tenían medios económicos superiores”, explica Vega.

Para esto, elaboró un programa de actividades de cinco meses de duración, orientado a niños de 5 a 12 años. “En 1985, cuando comencé con esta actividad (…) anhelaba que los pequeños contaran con un espacio donde confluyera el juego, la emoción, el arte”, afirma la pedagoga.

Talleres de cine para la vida

Niños y niñas juegan con un zootropo artesanal, una especie de cono de papel con cortes, a través de los cuales observan una tira de dibujos dispuestos en su interior, los que con el movimiento giratorio del artefacto generan la ilusión de movimiento. Esta es una de las escenas más icónicas del documental “100 niños esperando un tren”, de Ignacio Agüero, que recoge la experiencia de estos talleres.

Estas actividades repercutieron fuertemente en la vida de sus participantes: “Los talleres fueron un aporte importante en la vida de cada uno, porque les permitió recuperar su infancia”, comenta Alicia Vega.

“Es divertido y también nos enseñan mucho”, “Es muy bueno porque aprendemos cosas de cine y lo pasas bien haciendo cosas y creando cosas también lo pasamos bien”, son los testimonios de algunos de los niños que vivieron la experiencia del taller.

“Podemos afirmar que entre los logros del taller se encuentran el aumento de la autoestima, el desarrollo de la creatividad o el aprendizaje de ciertos valores fundamentales para trabajar en equipo, pero lo primero, lo fundamental, siempre, fue pasarlo bien”, afirma Vega.

Para esta cineasta y pedagoga, el arte no es sólo un medio de expresión, sino también de formación y educación: “El arte es muy importante en la forma en que se desarrolla el ser humano. No sólo somos cifras. Hay que estar pensando en el joven que va a ser adulto, en su sensibilidad, el tener una percepción del otro”.

Documental "100 niños esperando un tren"

Cien niños esperando un tren (1988) de Ignacio Agüero
Referencias bibliográficas
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