Junto con el temor de contraer la enfermedad, en el área educativa hay muchas otras preocupaciones. No lograr buenos aprendizajes, el bienestar emocional y socioeconómico de los estudiantes, el retorno a las clases presenciales, etc. Hoy queremos hablar sobre la deserción escolar, cómo ha golpeado esta realidad a liceos, escuelas y colegios, y algunas propuestas para prevenirla.
La escuela siempre ha sido un espacio que va más allá del aprendizaje y la enseñanza. Sin embargo, el foco sigue poniéndose en estos conceptos, a pesar de los cambios y las nuevas tecnologías y generaciones que cuestionan el espacio escolar. Éstas son gestoras de cultura, de transformación, diálogo y reflexión sobre el quehacer educativo, realidad que se ha puesto en el centro de las problemáticas debido a los cambios y desafíos planteados por la crisis sanitaria a nivel mundial.
Dentro de las transformaciones y necesidades que brotan de este entorno, una preocupación que enciende las alarmas de muchos directivos, docentes y asistentes de la educación es el peligro de la deserción escolar, que se presenta de forma real cuando la crisis social y económica golpea a muchas naciones, sobre todo aquellas donde los índices de pobreza son altos y han crecido aún más debido a la pandemia.
“En su Programa 2019-2020 la OEI señala que la educación se encuentra hoy en una encrucijada compleja, provocada por el cambio hacia una época global, líquida e incierta. Esta realidad se ve aumentada por la crisis sanitaria y social provocada por la pandemia, lo que genera incertidumbre, ansiedad y miedo, frente a los tiempos que vivimos. (…) En este escenario, es necesario volver a reunirse y dialogar acerca del sentido de nuestro quehacer educativo, colocando al centro a nuestros niños, niñas y jóvenes y a sus familias, entendiendo que lo primordial es cuidar la vida, sus vidas y también las de quienes educamos”.
¿Es posible evitar la deserción?
Muchas escuelas a lo largo de todo Chile lidiaron con las dificultades de mantener el contacto con sus estudiantes durante el año 2020. Sin duda, tanto docentes, asistentes de la educación y directivos, dieron lo mejor de sí para completar el proceso educativo, muchas veces utilizando recursos propios.
Lorena González Muñoz, directora de la Escuela 669 República de Israel de la comuna de Peñaflor, relata que hubo un plan estratégico pandemia 2020, que se anticipó de alguna forma a las dificultades posteriores debido a la pandemia. “Se realizó un seguimiento a los estudiantes a través de un trabajo multidisciplinario, en el que participaron, los profesores jefes, el equipo de convivencia escolar, el programa de integración, y el equipo de gestión, del cual generamos datos estadísticos, lo que permitió un trabajo logístico de ir casa a casa de los estudiantes más vulnerables”.
“En nuestra escuela tuvimos cero deserciones, pero eso implicó mucho trabajo. Intervino la psicóloga y el equipo de convivencia, además de docentes y directivos. A un mes del cierre de las escuelas hicimos una encuesta sobre la situación socioeconómica y emocional, a eso sumamos alumnos que ya venían con problemas de años anteriores. Entonces sabíamos donde focalizar la atención y tuvimos que buscar la estrategia que nos permitiera llegar. Para eso utilizamos las redes sociales, el WhatsApp, carpetas que íbamos a dejar a domicilio mediante el transporte municipal. Fue un trabajo muy duro para todos, pero tuvimos buenos resultados”.
“Para nuestro establecimiento el rol de los padres fue vital. Los apoderados apoyaron el proceso de las clases online, hubo mucho compromiso por parte de ellos con la educación de sus hijos. Nuestra comunidad educativa se desarrolla en un entorno muy familiar, donde todos nos conocemos y ese vínculo cumplió un papel fundamental para salir adelante en el contexto de pandemia”.
“Para mantener a los estudiantes interactuando con su formación tuvimos que recurrir a todas las instancias. Las problemáticas principales fueron la falta de conexión y la motivación, para ello tuvimos que adaptarnos a realizar material y entregarlo de forma física y también conectarnos con los estudiantes a ciertas horas donde la señal de Internet mejoraba. Hubo chicos que desertaron en su momento, pero luego volvieron, se hicieron planes especiales con UTP y logramos reinsertarlos. Un alumno de cuarto medio desertó, hicimos todo lo posible para que retornara, enviarle material, etc. Pero no se logró".
El eje que atraviesa estos relatos es el compromiso, tanto de docentes, directivos, apoderados, estudiantes. El esfuerzo de los diferentes equipos se puede palpar en las experiencias, los vínculos positivos con la comunidad también son un gran aporte al momento de enfrentar situaciones de crisis. Si bien en ocasiones resulta complejo, la clave en estas instituciones es adelantarse a los hechos, recabar información de la situación de los estudiantes e insistir en el logro de su proceso, a través de la motivación, la comunicación, la colaboración y la capacidad de enfrentar la adversidad.
¿Qué es la deserción escolar?
La palabra deserción apunta al abandono, al término anticipado del ciclo escolar por diversas razones. Sin embargo, desertar, es una acción que implica una decisión frente a una realidad que no se puede sostener. La proyección que presenta el MINEDUC, sobre las cifras recabadas en contexto de pandemia, demuestran que solo durante 2020 el número de desertores podría llegar a 267.822. Lo que implica un aumento del 43% en el total de estudiantes fuera del sistema escolar en un solo año.
Los factores para la deserción son variados, pasan por el ámbito emocional, social y económico, donde los quintiles más bajos son los más golpeados. “El trabajo infantil y adolescente y, luego, el embarazo adolescente como dos de los factores sociales más importantes en el aumento del riesgo de exclusión escolar. Estos riesgos se han visto potenciados durante la actual crisis sanitaria y económica”, describe el boletín 49 de Comunidad Mujer “Prevenir la exclusión escolar con perspectiva de género para una reactivación sostenible”.
Desde esta comunidad, la mirada es mucho más crítica, ya que apunta a aportar una mirada de género a esta realidad, además de cuestionar el término de deserción escolar y renovar su significado utilizando la “exclusión escolar”.
Deserción por exclusión
¿Cuál es la diferencia entre utilizar un concepto y otro? En palabras de la fundación chilena Hogar de Cristo (2019), “el concepto de deserción no logra capturar el sentido profundo que implica para alguien abandonar la escuela, ya que tiende a patologizar como una conducta individual algo que responde a dinámicas sociales excluyentes”. Es preciso aclarar, que la deserción escolar no es una opción, es un resultado de múltiples situaciones que desembocan en un abandono inevitable de la vida escolar.
Esta realidad, como se menciona anteriormente, es más común en personas con dificultades socioeconómicas, con círculos de violencia intrafamiliar, con padres que han desertado también de sus procesos académicos, entre otros. No obstante, la pandemia ha incrementado las dificultades para continuar con una educación regular, ya que el contexto para asistir a clases se ha vuelto más engorroso e implica, en muchas ocasiones, contar con implementos que no necesariamente se encuentran en todos los hogares, como computadores y conexión a internet.
Además, ComunidadMujer ha puesto en la discusión la mirada de género, ya que “es indispensable tener en cuenta que, en gran medida, importantes factores de riesgo responden a los roles de género tradicionales, y sus consecuentes desigualdades, y que es crucial que las instituciones sociales no continúen reproduciéndolos”. Desde este punto de vista es crucial tener presente la prevención del trabajo infantil y adolescente, que en el caso de las mujeres incluye las labores del hogar, y el embarazo adolescente, una cifra que podría aumentar en periodos de cuarentena.
Propuestas para enfrentar la exclusión escolar
La exclusión escolar es una realidad, con o sin pandemia. Cierto es que el confinamiento y las consecuencias que ha generado en el ámbito social han aumentado este riesgo. Por otra parte, basados en las experiencias que durante el 2020 y parte del 2021 se han sistematizado o se han visibilizado a través de conversatorios o seminarios docentes, uno de los factores positivos ha sido el fortalecimiento del trabajo colaborativo y la mayor participación de los apoderados y apoderadas en el proceso de los estudiantes.
El vínculo y el conocimiento de los casos críticos de los estudiantes en riesgo es clave para intervenir y prevenir un caso de exclusión. Las experiencias descritas al inicio dan cuenta de esta realidad. Muchas instituciones pudieron evitar o disminuir la deserción al vincularse y hacer un seguimiento especial a estos casos más complejos. También es cierto que en colegios con grandes cantidades de estudiantes es más complejo realizar esta labor, ya que se requiere de la participación de distintos profesionales de la educación para fomentar el apoyo y suplir algunas de las necesidades del estudiante y su familia.
Desde el Ministerio de Educación se han planteado al menos tres propuestas para generar mejoras en este ámbito: flexibilizar el uso de la subvención escolar y flexibilizar el uso de la SEP, ambas con el fin de ayudar a los estudiantes y sus familias de forma económica, además de disminuir las necesidades tecnológicas para realizar clases online o a distancia. En tercer lugar, implementar el uso del Sistema de Alerta Temprana (SAT), un sistema de generación y gestión de información mediante el cual busca prevenir la deserción escolar de niños, niñas y adolescentes, visualizando a cada estudiante en riesgo de deserción de manera sencilla y optima. El SAT busca detectar, anticipar y apoyar la gestión local de los establecimientos, para que estos puedan intervenir de forma anticipada y generar planes de reinserción o fortalecimiento de estos o estas estudiantes.
Si deseas conocer más sobre las propuestas de las diferentes entidades citadas en el texto, te recordamos que los documentos están linqueados dentro del texto y además se encuentran al costado izquierdo del artículo en formato descargable.